martes, 9 de agosto de 2011

Persiana americana

Alfredo Garcia | Radar
Hollywood es un reino machista. Si así no fuera, la brillante Polly Platt sin dudas hubiera llegado a dirigir, ya que sus talentos como directora de arte, guionista y productora en títulos tan importantes como Pretty Baby, Míralos morir o La última película abarcan buena parte del oficio y la creatividad que se requiere para hacer buen cine. Y Polly Platt, muerta el pasado 27 de julio de una esclerosis, era una mujer tan creativa y versátil como para haber empezado su carrera como doble de riesgo de Nancy Sinatra, e incluso para poder ser considerada la visionaria que contactó a Matt Groening con el productor James Brooks, reunión de la que surgió el programa animado más popular de la TV de los últimos 23 años: Los Simpson.
Mary Marr Platt, nació en Illinois en 1929. Su padre era juez, no un juez cualquiera, sino nada menos que uno de los magistrados durante el Juicio de Nuremberg. Rebautizada Polly por sus familiares, estudió arte en el Carnegie Institute y llevó una vida bastante normal y lejana al mundo del entretenimiento hasta que su primer marido, Philip Klein, murió en un accidente de autos. Hacía sólo ocho meses que estaban casados.

Poco tiempo después conoció a Peter Bogdanovich, asistente todo terreno de Roger Corman, que para sacar una buena película de un magro presupuesto conseguía que todos los que trabajaban con él hicieran cualquier cosa que hiciera falta. Y sus esposas también, parece. En el set de Los ángeles salvajes, de Corman, el asistente de dirección tuvo días terribles en la oficina, por decirlo de alguna manera, ya que terminó con varios huesos rotos, producto de intentar dominar a los auténticos Hell’s Angels, a quienes el director había contratado como actores secundarios y extras. Esto no impidió que Polly se ocupara de ayudar con la dirección de arte y el vestuario, además de cubrir a la bella Nancy Sinatra en sus escenas de riesgo en la moto de Peter Fonda (hay que agregar que Polly Platt no era menos bella que Nancy).
Llegar a director con Corman no era nada fácil. La primera oportunidad que tuvo Bogdanovich no fue con su nombre sino con un seudónimo, Derek Thomas, y en realidad era una versión americana de un film de ciencia ficción de Europa Oriental, Voyage to the Planet of Prehistoric Women (Viaje al planeta de las mujeres prehistóricas, todo un clásico menor del cine de súper acción), opus en el que Polly Platt también debutó como production designer (escenógrafa, o lo que ahora se llama “dirección de arte”), por supuesto que sin figurar en los créditos.

Pero Bogdanovich quería dirigir en serio y un renuente Corman, un poco cansado de su insistencia, le hizo una especie de apuesta: quedaban tres días de contrato de Boris Karloff de una película previa en la que el veterano ex Frankenstein se había enfermado, así que si Bogdanovich tenía un buen guión que pudiera aprovechar a Karloff como protagonista utilizándolo sólo esos tres días de contrato, podría dirigir. De ese desafío surgió un argumento, coescrito entre Bogdanovich y su esposa Polly, en el que un ex combatiente de Vietnam se convierte en un francotirador demente que liquida gente a diestra y siniestra, terminando su masacre en un autocine donde se estrena un film de Karloff, así que finalmente el viejo monstruo era el que desarmaba al demente americano standard. Toda una metáfora sobre la violencia de los Estados Unidos hacia 1968. La película, Targets (Míralos morir), es una obra maestra en la que Polly Platt no sólo se luce por su idea original, sino también por la brillante dirección de arte que sintetiza la estética de la época.
Sin dudas la carrera de Bogdanovich no hubiera sido igual sin el aporte permanente de Polly Platt, que le acercó un libro para que lo considerara para su próximo film: The Last Picture Show (La última película), basado en la novela de Larry McMurty, es considerado el mejor trabajo del director, que lamentablemente abandonó a su esposa y madre de sus dos hijos por la protagonista de la película, Cybill Shepherd. Polly trabajó en algunas películas posteriores de Bogdanovich, y su talento para plasmar épocas y lugares decadentes (como el pueblo texano de los años ’50 en La última película) se destacó muy especialmente en la brillante Paper Moon (Luna de papel).

Pero ya hacia fines de la década de 1970, Platt se propuso describir una época y una sociedad decadente ya no sólo desde la dirección de arte; y no sólo fue la guionista, sino también la productora asociada a una de las mejores películas de su tiempo, y probablemente una de las obras maestras de su director Louis Malle. Pretty Baby (Niña bonita) fue un film escandaloso por mostrar a Brooke Shields como una prostituta de 12 años, pero el guión de Platt era una radiografía implacable, irónica y a la vez emotiva de la sociedad sureña estadounidense. En el film también conoció a su tercer y último marido, el productor Tony Wade. Otro buen guión de Polly Platt es el de Say Anything (Digan lo que quieran), de Cameron Crowe.
En los ’80, Platt se asoció con el director y productor James L. Brooks y se convirtió en su directora de arte estable en películas como Broadcast News (Detrás de las noticias) y Terms of Endearment (La fuerza del cariño), por la que Polly fue nominada al Oscar.

En esa época Brooks estaba por producir televisión, y necesitaba algún pequeño cartoon de relleno para The Tracey Ullman Show. A Platt le gustó un comic del por entonces nada masivo Matt Groening, Life in Hell, y organizó una reunión con Brooks para convertir la historieta en dibujo animado. En su auto, camino a la reunión, Groening tuvo un par de ideas y modificó un poco el concepto de su comic, adaptándolo al de una familia tipo disfuncional. Lo llamaron The Simpson. El resto es historia.
vía