lunes, 11 de abril de 2016

Regreso

Nunca se acaba de aprender en lo que al arte se refiere. Siempre existen cosas nuevas por descubrir. Las grandes obras de arte parecen distintas cada vez que se las contempla. Parecen tan inagotables e imprevisibles como los seres humanos. Es un emocionante mundo en sí mismo con sus particulares y extrañas leyes, con sus aventuras propias. Nadie debe creer que lo sabe todo de él, porque nadie ha podido conseguir tal cosa. Nada, sin embargo, más importante que esto precisamente; para gozar de esas obras debemos tener una mente limpia, capaz de percibir cualquier indicio y hacerse eco de cualquier armonía oculta; un espíritu capaz de elevarse por encima de todo, no enturbiado con palabras altisonantes y frases hechas. Es infinitamente mejor no saber nada acerca del arte, que poseer esa especie de semi conocimiento del esnobismo. El peligro es muy frecuente. Hablar diestramente acerca del arte no es muy difícil, porque las palabras que emplean los críticos han sido usadas en tantos sentidos que ya han perdido toda precisión. Pero mirar un cuadro con ojos limpios y aventurarse en un viaje de descubrimiento, es una tarea mucho más difícil, pero también, mucho mejor recompensada. Es difícil precisar cuánto podemos traer con nosotros al regreso. – Ernst Gombrich (Historia del Arte, Madrid: Alianza Editorial, 1972)

No hay comentarios:

Publicar un comentario