por Pascal Quignard
Entre todas las artes, sólo la música colaboró en el
exterminio de judíos organizado por los alemanes entre mil novecientos treinta
y tres y mil novecientos cuarenta y cinco. Es el único arte requisado como tal
por la administración de los Konzentrationlager.
Es preciso subrayar, en su perjuicio, que fue el único arte capaz de avenirse
con la organización de los campos, del hambre, de la indigencia, del dolor, de
la humillación y de la muerte.
*
Simón Laks nació en Varsovia el primero de noviembre
de mil novecientos uno. Completados sus estudios en el Conservatorio de
Varsovia, viajó a Viena en mil novecientos veintiséis. Para sobrevivir,
acompañaba filmes mudos con un piano. Luego viajó a París.
Hablaba polaco, ruso, alemán, francés e inglés. Era
pianista, violinista, compositor, director de orquesta. Fue detenido en París
en mil novecientos cuarenta y uno. Lo internaron en Beaune, Drancy, Auschwitz,
Kaufering. Dachau. El tres de mayo de mil novecientos cuarenta y cinco fue
liberado. El dieciocho de mayo estaba en París. Se propuso evocar la memoria de
quienes fueron aniquilados en los campos, pero además quiso meditar acerca del
papel de la música en el exterminio. Pidió ayuda a Rene Coudy. En mil
novecientos cuarenta y ocho publicó –junto con Rene Coudy– un libro titulado Musiques d’un autre monde (Músicas de
otro mundo), prologado por Georges Duhamel. El libro no tuvo acogida y cayó en
el olvido.
*
Desde eso que los historiadores llaman “Segunda Guerra
Mundial” –desde los campos de exterminio del tercer Reich–, ingresamos en la
era de las secuencias melódicas exasperantes. En todo el ámbito terrestre y por
vez primera desde la invención de los instrumentos, el uso de la música es
coercitivo y repugnante. Amplificada súbita e infinitamente por el invento de
la electricidad y la multiplicación de su tecnología, se ha vuelto incesante,
agrediendo de noche y de día en las calles comerciales de las ciudades, en las
galerías, en los pasajes, en los grandes almacenes, en las librerías, en los
edificios de los bancos extranjeros donde se retira dinero, hasta en las
piscinas, hasta en la orilla de las playas, en los departamentos privados , en
los restaurantes, en los taxis, en el metro, en los aeropuertos.
Hasta en los aviones, cuando despegan y aterriza.
*
Hasta en los campos de la muerte.
*
La expresión Odio
a la Música quiere expresar hasta qué punto la música puede volverse
abominable para quien más la amó.
(En
El odio a la música,
Andrés Bello, 1998.
Trad.:
Pierre Jacomet)
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