(…) todos los grandes escritores humorísticos muestran una voluntad de atacar las creencias y virtudes sobre las cuales necesariamente reposa la sociedad. Boccaccio trata el infierno y el purgatorio como una fábula ridícula, Swift se burla de la concepción misma de dignidad humana, Shakespeare hace que Falstaff pronuncie un discurso a favor de la cobardía en medio de una batalla. En cuanto a la santidad del matrimonio, fue el principal tema de humor en la sociedad cristiana durante la mayor parte de todo un milenio.Esto no significa que el humor sea, por naturaleza, inmoral o antisocial. Una broma es a lo sumo una rebelión temporal en contra de la virtud y su propósito no es degradar al ser humano sino recordarle que ya está degradado.
Texto completo en El Malpensante.
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