Digo: películas que impiden refugiarse en certezas o en códigos genéricos. Y esto no significa que ellas prescindan sin más de los géneros, porque en verdad se insertan en una corriente previa de mitos y géneros narrativos, incluso arcaicos. Lo que afirmo es que lo hacen de un modo que deja en suspenso las certezas. Y que le reintegran a la experiencia artística su distancia del saber. El cine, el arte, no son formas del saber: quien va en ellos a encontrar lo que sabe o a enterarse de lo que no sabe queda indefectiblemente descolocado. Y esto se opone a una actitud hoy en día común, la de los inspectores de género, espectadores y críticos que acuden a ver películas que reafirmen lo que ellos esperan. Ni siquiera esta actitud es exclusiva del cine: “me gusta la comedia”, “soy John Ford y hago westerns”, “eso no es tango”, “una película tiene que contar una historia”, “el cine tiene ante todo el deber de divertir”, “el punk-rock dura dos minutos y medio”... dichos que parecen postular la pre-existencia de una Idea que de tanto en tanto se encarna en ejemplos particulares del Universal. Un saber relativamente sencillo, y el reconocimiento habitual de que todo está en orden, lo cual nos deja tranquilos.
viernes, 18 de febrero de 2011
Lo seguro
De una reseña en La Otra sobre Morrer como um homem, de João Pedro Rodrigues:
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