No creo en la semiótica cinematográfica ni tampoco en que el cine tenga o sea un “lenguaje”, y me irrita la subyugación a la que se le somete cuando se usan términos que son pertenecientes al estudio de otras artes. No creo que la crítica de cine pueda ser objetiva, ni siquiera cuando presume de ser periodística. Ya que estoy, no creo que sea un género periodístico sino mayormente literario, y, como tal, prefiero un texto bien escrito que uno que se olvida de las formas y la creatividad porque presume de llegar-al-público-al-usar-lenguaje-coloquial…, quizás se deba a que no olvido que el coloquialismo y el alcance no están reñidos con las bondades de una buena redacción. Me incomoda no detectar rasgos humanos tras las palabras que leo, como detesto el exceso de ombliguismo y la sobreutilización del “yo” cuando esconde falta de discurso, aunque tampoco me asusta evidenciar mi subjetividad para dejar ver quién soy. No aguanto las perífrasis que se creen poesía, pero tampoco el raquitismo que se cree veraz. Entiendo la necesidad de tener un discurso global que aplicar a los escritos, pero odio que sea tan evidente que cualquier filme sea usado como excusa instrumental para crear política. No creo que el cine sea un arte menor, como tampoco concibo que hayan películas menores, solo existe la no-conexión entre espectador y filme. Aún no sé si adoro a Zack Snyder o le detesto, y sé que me aburren sus películas como me pueden aburrir las de Kiarostami, pero hace tiempo que dejé de permitirme medir el cine por el aburrimiento o entretenimiento generado. Creo que la escritura cinematográfica debe ir dando paso a la expresión audiovisual para reflexionar del cine, aunque ese proceso me asusta y me parece lejano en el tiempo. Escribo porque sólo así acabo entendiendo qué me ha quedado de una película, y porque en el proceso descubro interpretaciones, pistas o conexiones que de otra forma no hallaría. Escribo para entender, busco entender para disfrutar, quiero disfrutar para transmitir…
martes, 19 de abril de 2011
Cinefilia escrita
El Nº 2 de la excelente revista Detour trae una reflexión de Mónica Jordan acerca de la escritura sobre cine, en las antípodas de tanto discurso cagatinta de aquí, de allá y de todas partes. El comienzo:
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Quisiera firmar esto ya mismo. Con las dos manos. Desde hoy Mónica Jordan pasa a integrar la (escueta) galería de mis ídolos. Sin exageración, estas pocas líneas (todo un credo que hago mío) son lo mejor sobre el tema que he leído en años. Dicho esto, me voy a celebrar con una Porter (la Guiness no se consigue en Montevideo, y si se consigue sale muy cara). ¡Salud, Lorre!
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