miércoles, 13 de abril de 2011

Por la libre

En un momento entreverado y medio oscurantista, el cine español se traga anualmente 85 millones de euros en subvenciones públicas. Sólo un 12,7% de los espectadores pagó su entrada para verlo en 2010. Haciendo números se puede concluir que cada película española pierde 2, 24 millones de euros. Demasiado para un país que atraviesa una crisis económica que ha hecho tambalear los vicios de nuevo rico que lo empachó en las últimas dos décadas. Son conocidos los productores y cineastas que se han enriquecido a costa de las arcas estatales. Otros buscan caminos alternativos. “No tengo nada en contra de las subvenciones –dice Andrés Duque–, pero es un sistema que no entiendo. Los formularios y requerimientos son absurdos, las formas de pago y de justificación del dinero son inconcebibles para hacer cine en cualquier nivel. Es una maquinaria pensada para un cine de industria y allí, definitivamente, no entro”. Aquí un artículo sobre cómo los españoles se las están arreglando para hacer un cine sin subvenciones, ni burocracia, ni componendas, ni mamaderas, ni política pedorra. A ver si por acá los imitamos, caramba.

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