miércoles, 12 de enero de 2011

Abracadabra Bang Bang


'La herramienta básica para la manipulación de la realidad es la manipulación de las palabras. Si puedes controlar el significado de las palabras, puedes controlar a la gente que debe usar las palabras.'
Philip K. Dick

'No puedo confiar en el actual Gobierno de EEUU porque esta Administración está controlando las mentes y lavando cerebros mediante el control de la gramática'
Jared Lee Loughner, responsable de la
reciente matanza de Tucson, Arizona


En estos tiempos de corrección política, eufemismos y manipulaciones que adquieren el rango de verdad indiscutible, la frase del gran Philip K. Dick (cuya procedencia desconozco) resulta una de las premoniciones más brillantes sobre nuestro tiempo. Dick, como saben, también era paranoico, y eso conecta con la segunda cita, procedente de un mensaje subido a Youtube por el magnicida múltiple que arrasó hace un par de días un miting demócrata. Para el berserker de Tucson (Arizona), el clásico conspiranoico del control mental (que por otro lado no duden que sufrimos, aunque de otra manera) se lleva a cabo no mediante ondas y rayos electromagnéticos sino, como es tradicional, mediante palabras.

El tema es fascinante por demasiados motivos. No hace falta acudir a la Semántica General del Conde Korzybski, que (pese a su consideración de pseudociencia) postula, por resumir, que el uso del lenguaje conforma y perpetúa una realidad que podría ser falsa, incompleta o diferente porque “el mapa no es el territorio”. La palabra está ahí, como base para sortilegios (abracadabra) de ensueño, convicción o engaño. La palabra es poder, y no hace falta acudir a Jesse Custer, el Predicador de Garth Ennis, para demostrarlo.

La Palabra es medio directo para el poder desde la noche de los tiempos, en forma oral; se multiplicó de manera exponencial primero con la imprenta y hoy con las nuevas tecnologías, sin olvidar que la Palabra también puede tomar forma icónica y visual. El Necronomicón y el resto de libros malditos lo son, como los prohibidos, por la Palabra que contienen.

Estoy seguro que pueden mencionar un montón de citas sobre el poder de la Palabra. Y no deja de ser curioso que el sociópata amok de Tucson acuda al control mental del gobierno Obama a través de la gramática mientras se critica el lenguaje bélico usado por el Tea Party republicano. Unos y otros abusan del poder de la Palabra, aunque a mí me parece más peligroso el de los segundos, más que nada porque me parece que van ganando.

Elementos para considerar la Palabra como arma de control social los hay a espuertas. Podemos continuar con los memes, replicando y extendiendo información y desinformación al mismo tiempo que se calcifican en nuestros genes y cerebros. También es cierto que el meme a menudo cobra independiencia y anda suelto por ahí, ajeno a todo control posterior. En la seminal y estupenda Snow Crash de Neal Stephenson (aquí una vieja reseña) se acudía a la neurolinguística para fabular con la posibilidad de que los virus informáticos podían traspasar la barrera virtual e instalarse en el cerebro humano, y lo hacían, claro, a través de la Palabra.

En la excelente película canadiense Pontypool (Bruce McDonald, 2009) (aquí otra breve reseña) el poder de la palabra y su capacidad de propagación infecciosa se aunaba a otro de los temas de nuestro tiempo: lo zombi. Y no está de más añadir que uno de los componentes que son génesis del zombi moderno es, precisamente, la cultura pOp de las armas de fuego. Aunque presente en La Noche de los muertos vivientes (y su estupendo final), es en su gloriosa secuela Zombi (George A. Romero, 1978) donde queda claramente expresada, haciendo evidente que en caso de Apocalipsis Zombi nuestra Europa sin armas lo tiene fatal.

En Zombi, además, a la cultura de las armas se aúna el consumismo, encarnado en esa gran superficie con sección de armas de fuego incluida. El pistolero de Tucson también compró su pistola Glock 9mm en un supermercado. El consumismo fundamenta la publicidad, posiblemente el más diáfano de los medios de control a través de La Palabra.

PD: la Palabra tiene en los libros uno de sus principales medios de difusión. En Guerra Eterna se listan los libros de cabecera de Jared Lee Loughner. Como bien se apunta en el enlace, cualquiera persona que tenga como guía el cuarteto formado por el Manifiesto comunista, Mi lucha, Siddhartha y El mago de Oz está como un cencerro.

-El blog ausente

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