Hace unos días los medios cacarearon al unísono el ingreso de un cortometraje en el libro Guinness de los Records: 300 premios en 500 festivales. Los españoles se lo apropian por razones de producción, los argentinos hacen lo suyo por la nacionalidad del director, y los italianos deben hacer algo similar por el idioma en que hablan los personajes. Típico producto global, fue sin embargo premiado por la Academia de Cine de Madrid. A nosotros nos pareció una gansada, algo así como un cóctel de Garci y Tornatore, pero si quieren juzgar por Uds. mismos, acá va.
Si a esta estupidez le dieron, 300 premios en 500 festivales, demuestra que estamos cada vez peor en la aldea global. Por momentos sentí vergüenza ajena. Ni costumbrismo de humor negro, ni parodia, ni pretendida sorpresa de guión, Un insulto a la inteligencia del que mira.
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