El Malpensante entrevista al historiador francés Georges Vigarello a raíz de su última investigación, Les métamorphoses du gras. Histoire de l’obésité.
"La coacción sobre el físico siempre ha existido. Bajo el reinado de Luis XIV el corsé mantenía tiesa a la mujer y la privaba de montar a caballo o le impedía sentarse. La novedad es que en nuestras sociedades actuales esas dificultades se desplazaron directamente al cuerpo, en lugar de utilizar ropa para disimular los excesos. Aclarado esto, creo que la época más espinosa para el obeso es la actual porque estamos en un período en que la exigencia estética, el mandato de tener una apariencia agradable y atractiva, es implacable. Nunca antes el individuo estuvo tan identificado con su cuerpo como sucede hoy en día. En nuestra época la apariencia expresa lo que uno es. En las sociedades individualistas uno es cada vez más el representante de sí mismo y no el representante de un grupo social o de un oficio. En el siglo XIX uno reconocía los oficios en la calle, la gente que paseaba llevaba consigo de alguna manera la representación de su oficio. Hoy esto resulta inimaginable. Cuando uno viaja en el metro debe tener una mirada extremadamente sagaz para adivinar el oficio de cada uno de los pasajeros. En la actualidad nuestro cuerpo representa lo que uno es en sentido singular y también en un sentido muy profundo: la personalidad, la individualidad, el carácter. A partir de esto, todo lo que aparece como sorprendente, repulsivo, en ruptura con la norma, se vuelve criticable y crea, en aquel que se siente al margen, el sentimiento de que su identidad es destruida. Los gordos, por consiguiente, sufren como nunca antes en la historia."
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