Martin Amis saca La viuda embarazada en Anagrama (traducción de Jesús Zulaika): el título es una sombría metáfora del último tercio del siglo XX, que no ha dejado herederos, sino deudos con hijos no nacidos. Entre la muerte de ese mundo anterior y el nacimiento de otro “habrá de fluir mucha agua, habrá de discurrir una larga noche de desolación y caos” (Alexander Herzen): o sea, lo de siempre como siempre.
Ésta es una novela sobre el pasado, pero sobre un pasado que sigue creciendo en la conciencia y ramificándose con el curso de los años y con la presencia de la mortalidad. Amis lo dice así:
“Mediada la cuarentena tienes tu primera crisis de mortalidad (la muerte no va a ignorarme); y diez años después tienes tu primera crisis de edad (mi cuerpo me susurra que a la muerte ya le estoy llamando la atención). Pero en el ínterin te sucede algo verdaderamente interesante.
A medida que se acerca el quincuagésimo cumpleaños, se agudiza la sensación de que tu vida se va adelgazando, y de que se irá haciendo más y más fina hasta disolverse en la nada. Y a veces te dices a ti mismo: Eso ha ido un poco rápido. Aquello fue un poco rápido. En determinados estados de ánimo, puedes tener ganas de expresarlo de forma bastante más enérgica. Como por ejemplo: ¡¡¡JODER!!! ¡¡¡ESTO ha ido COMO UNA PUTA CENTELLA!!! Luego llegaron y pasaron los cincuenta, y los cincuenta y uno, y los cincuenta y dos. Y la vida vuelve a espesarse. Porque ahora hay una presencia enorme e insospechada dentro de tu ser, como un continente ignoto. Es el pasado.”
-Alejandro Gándara, El escorpión
Uyyy.
ResponderEliminar.....Esas cosas pudieron no haber sido.
ResponderEliminarCasi no fueron. Las imaginamos
En un fatal ayer inevitable.
No hay otro tiempo que el ahora,este ápice
Del ya será y del fue, de aquel instante
En que la gota cae en la clepsidra.
El ilusorio ayer es un recinto
De figuras inmóviles de cera
O de reminiscencias literarias
Que el tiempo irá perdiendo en sus espejos.
Erico el Rojo, Carlos Doce, Breno
Y esa tarde inasible que fue tuya
Son en su eternidad, no en su memoria.
Fragmento final de EL PASADO. Jorge Luis Borges.
El Oro de los Tigres.1972.
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Eres invulnerable. ¿No te han dado
Los númenes que rigen tu destino
Certidumbre de polvo? ¿No es acaso
Tu irreversible tiempo el de aquel río
En cuyo espejo Heráclito vió el símbolo
De su fugacidad? Te espera el mármol
Que no leerás. En él ya están escritos
La fecha, la ciudad y el epitafio.
Sueños del tiempo son también los otros,
No firme bronce ni acendrado oro,
El universo es, como tú, Proteo.
Sombra, irás a la sombra que te aguarda
Fatal en el confín de tu jornada,
Piensa que de algún modo ya estás muerto.
A QUIEN ESTÁ LEYÉNDOME. Jorge Luis Borges.
El Otro, El Mismo. 1964.