San Francisco, de Anthony Stern, es una seminal obra del cine experimental y vanguardista británico y uno de los pocos films que capturaron la vibración de la era hippie. Stern explicó así la inspiración para el film:
San Francisco fue una respuesta luego de escuchar “Interstellar Overdrive” de Pink Floyd. Mi deseo era perpetuar los conciertos de luces de Pink Floyd creados en el club UFO por Peter Wynne Wilson. La experiencia del viaje psicodélico de LSD encontró su expresión última en esa fusión de imagen y sonido, que obtiene una respuesta visceral en el público. San Francisco es “pintar con la luz” y también es un archivo saturado de la vida cotidiana de los años sesenta. Nuevos ritmos se estaban creando en el lenguaje del cine, utilizando técnicas de exposición de un solo cuadro y de congelamiento de la imagen.
Stern desarrolló una amistad con Syd Barret mientras ambos vivían en Cambridge, Inglaterra. Fue una relación que sería artísticamente productiva, derivando luego en una colaboración con Peter Whitehead en el documental Tonite, Let’s All Make Love In London, sobre la cultura pop de los sesenta.
P.D.: Demás está decir que San Francisco es ideal para ver de faso.
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