Mañana es el día de los rostros. Se alzarán
como polvo
y se echarán a reír.
Mañana es el día de los rostros que cayeron
en el patatal. No puedo
negar que soy culpable
de la muerte de esos brotes.
¡Soy culpable!
Mañana es el día de los rostros que llevan
mi tormento sobre la frente,
que poseen mi trabajo diario.
Mañana es el día de los rostros que bailan
como carne en el muro del cementerio
mostrándome el infierno.
¿Por qué he de ver el infierno? ¿No hay otro camino
hacia Dios?
Una voz: ¡No hay otro camino! Y ese camino
conduce a través del día de los rostros,
conduce a través del infierno.
-Thomas Bernhard
(Artículo aquí)
Estamos condenados a una vida, lo que quiere decir para toda la vida, por uno o por muchos crímenes, ¿quién sabe?, que no hemos cometido o que cometeremos de nuevo, por otros después de nosotros. No fuimos nosotros quienes nos llamamos, estuvimos ahí de repente y en ese instante, se nos hizo también responsables. Nos hemos vuelto capaces de resistir y no se nos puede derribar ya, no nos aferramos a la vida, pero tampoco la vendemos demasiado barata, quise decir, pero no lo dije.
ResponderEliminarA veces levantamos la cabeza y creemos que tenemos que decir la verdad o la aparente verdad, y la volvemos a bajar. Eso es todo.
Final de ¨El sótano¨. Thomas Bernhard. Salzburg, 1976. Traducción Miguel Sáenz.